Más fotos e información en: http://acpentadrama.blogspot.com.es/2015/10/presentacion-de-ajenos-residuos-de.html
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Gracias a Alfredo P. Alencart porque
él, a través del Encuentro de poetas iberoamericano, da a conocer a autores que
de otra manera sería difícil leer y en mi caso, gracias a ello conocí la poesía
de Álvaro Alves de Faría.
Gracias a Antonio Colinas porque confió en este proyecto y lo
apoyó para que Linteo lo editara tan magistralmente.
Hace 4 años en esta misma sala escuché poemas como este
Residuos
DESCRIPCIÓN
y se callan en los ladrillos.
El corazón es un órgano repleto de callos.
La tarde desaparece como llega.
Los ojos son faroles que se apagan poco a poco.
La respiración ya no soporta
arrancar el aire a la oscuridad.
Si no fuera por los nervios crispados,
sería posible
levantar las manos hasta la reja,
para ver la partida de los verdugos.
Y, de repente, nació mi interés por este poeta de cabello
blanco que había venido para el Encuentro poético y para, en Coímbra, presentar
su obra Resíduos, escrita en 1969 durante el encarcelamiento en Brasil de
Álvaro Alves de Faria. Y después de un tiempo, Nela me dejó la poesía completa
de Alves y empecé a traducir, algo que había hecho de una manera esporádica,
pero que a partir de ese momento se convirtió en una de mis pasiones. Traducir,
para mí, es la posibilidad de entrar en el alma de otro poeta, sentir a un ser
sensible con una experiencia vital diferente a la mía y, en este caso
profundísima, y poder transmitir lo que él ha escrito con la máxima fidelidad y
respeto.
Y eso intenté hacer en Residuos o 19 breves poemas
escritos en 1969 que relatan la experiencia en prisión con un lenguaje e
imágenes que sobrepasan cualquier intento racional de lectura, inyectando en el
lector el dolor, sufrimiento, desvanecimiento ante la tortura, falta de
realidad y esperanza que el poeta debió sentir en sus prisión, convirtiendo al
poema en el único hálito de oxígeno que le permita respirar. Pero también, en Motivos
ajenos (1983), donde existe un poeta para el
que la poesía es el arma que nos salva de nosotros mismos, de ese instinto de
autodestrucción cuando del mundo ya no se espera nada más que hastío y soledad.
Es la expresión de la inexpresión de uno mismo, la conciencia que se debate
ante la observación del mundo que se derrumba a nuestro alrededor. Es la
búsqueda del último aliento antes de desaparecer. Para ello, la poesía es
existencia y subsistencia en sí misma y por sí misma; son instantes o, más
bien, lo que queda después de un instante, un gesto, un movimiento
respiratorio. La ironía, la expresión del absurdo, la carcajada compulsiva que
ridiculiza la muerte, la desesperación… forman parte de estos poemas.
SUICIDIO
La dosis de veneno que tomé
con agua mineral con gas
no fue suficiente.
[…] habría sido mejor que hubiera usado el
revólver.
Pero Alves no se quedaba aquí, y después de
este poeta, o paralelo a este poeta brasileño, existe un poeta portugués más
lírico, legendario, romántico, en busca de sus raíces personales y literarias.
Un autor al que leo compulsivamente y que en cada lectura me ofrece algo nuevo:
ternura, mordacidad, rabia, amor, pasión, llanto, … pero para el que la palabra
es el motor y el alma de las cosas y eso, y toda su magia, es la que nos
regala.
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