
Será a las 17,30 en el Centro de estudios Brasileños.
Os motivos são sempre alheios,
no corte, na mesa,
na poltrona onde pousa a revista inanimada
e os braços pendem para a morte.
Os motivos são sempre alheios,
palavra escondida
atrás da xícara,
onde o lábio deixa os dentes
e a boca inventa
sílabas frias como o sopro.
Os motivos são sempre alheios,
como os olhos que desvendam
e transformam os segredos
e se deixam vestir de terra
entre a pétala e o cimento.
São sempre alheias as circunstâncias,
não nos cabe responsabilizar,
nem discutir.
Os motivos são alheios
à nossa vontade,
um ato em palco aberto,
boca escancarada para dentro do tempo.
Dormem os insetos nas solas dos sapatos,
luas se derramam pelas paredes
e peixes nadam alucinados
contra as pedras de sal.
O aquário é tão grande quanto o oceano,
o argumento se desfaz
contrário à vontade e aos motivos.
Somos alheios a este fato,
o motivo fala mais alto
nas gargantas de cristal.
Os motivos são alheios sempre alheios
à vontade do próximo:
o que vale é a postura que imacula o momento
e transforma a cena numa verdade
em que todos passamos a acreditar.
MOTIVOS
AJENOS
Los motivos son siempre ajenos,
en
las formas, en la mesa,
en
el sillón donde reposa la revista inanimada
y
los brazos cuelgan hacia la muerte.
Los
motivos son siempre ajenos,
palabra
escondida
detrás
de la taza,
donde
el labio deja los dientes
y
la boca inventa
sílabas
frías como un soplo.
Los
motivos son siempre ajenos,
como
los ojos que desvendan
y
transforman los secretos
y
se dejan vestir de tierra
entre
el pétalo y el cemento.
Son
siempre ajenas las circunstancias,
no
nos corresponde responsabilizar,
ni
discutir.
Los
motivos son ajenos
a
nuestra voluntad,
un
acto en un escenario abierto,
boca
abierta hacia el interior del tiempo.
Duermen
los insectos en las suelas de los zapatos,
lunas
se derraman por las paredes
y
peces nadan alucinados
contra
las piedras de sal.
El
acuario es tan grande como el océano,
el
argumento se deshace
contrario
a la voluntad y los motivos.
Somos
ajenos a este hecho,
el
motivo habla más alto
en
las gargantas de cristal.
Los
motivos son ajenos, siempre ajenos
a
la voluntad del prójimo:
lo
que vale es la postura que purifica el momento
y
transforma la escena en una verdad
en
la que todos acabamos por creer.
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