Este año he vuelto a la Feria del libro de Madrid, caseta 343 de Huerga & Fierro. Allí estaba mi had@ Antonio Marín Albalate y el gran poeta Leopoldo Mª Panero, quien me dio la voz para mi primer libro y me enseñó a escribir sin límites cuando lo que importa es transmitir más allá de cualquier otro tipo de consideraciones. A él y solo a él le debo el haber escrito traspasando los límites que la sociedad nos puede llegar a imponer. A él y solo a él le debo el que el destino me hiciera conocer a Antonio Marín y mi vida, desde ese momento, haya dado un vuelco de 250º. A pesar de su ensimismamiento, de su ausencia de esta realidad que a los demás nos rodea, a pesar de todo, a Leopoldo Mª Panero le mostré mi agradecimiento. Sé que no me escuchó, quizás ni me oyó, pero pude besarlo con el más sincero respeto y mi más emocionado cariño. Y eso, para mí, es más de lo que nunca pude soñar.
Y es hoy cuando este poema resuena sin parar en mi cabeza y, al fin, alcanza todo todo su significado. GRACIAS SIEMPRE.A PANERO
(Para Leopoldo Mª Panero,
el más cuerdo de los poetas.)
Dile a Panero
que cuando muera
no se encuerde.
Que suba al cielo,
si él lo existe,
a pegar, en las nubes,
gritos soeces
que los ángeles
puedan leer desde sus alas.
Que les enseñe el dolor,
la rabia y la vida,
de los de aquí abajo,
que les borre las mentiras.
Dile a Panero
que me espere en
el cielo de los suyos.
(Ttíptico de mármol, Huerga y Fierro, 2010)
Charo Fierro poniendo orden en la caseta |
Luis Alberto de Cuenca, admirado poeta y caballero. |
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