En la nada hay frías estalactitas
que se convierten en espadas porque
entienden de sangre, pero no de calmas.
Hay rocas que se resisten a ser
arena templada por el sol,
a enriquecerse por el agua.
Hay infinitos cristales que no alcanzarán
jamás a ser diamantes o ventanas.
En la nada hay silencio eterno en el hueco
de las almas que se arrastran,
porque la nada nos vacía sin preguntar
por deseos, sin respetar co-razones,
sin envolver llagas.
En la nada no hay poesía,
la belleza es escarcha que cubre sueños,
descubriendo arañas que te envuelven
con la tela que arrastran.
En la nada no caminas
porque el cuerpo se abrasa
al no respirar más que hiel,
envidia y desesperanza.
La nada no es blanca, no es negra,
no es más que silencio y años
de perdido tiempo, sin ocuparte
de tus propias ansias, sin cumplir
tu destino, sin llenarte de sabia,
mientras el mundo se ausenta
convirtiendo en noche cada mañana.
En la nada hay frías estalactitas
que se convierten en espadas porque
entienden la sangre, sin reconocer las calmas.
Efectivamente, un cambio de registro para un poema inquietante, directo y con mucha fuerza. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminar