(Para quienes perdieron la infancia a manos de su "padre")
Para que tú
te aclares, madre,
te diré que
mis gestos ariscos
no son para
ti
sino para
ahuyentarle.
Que tú
siempre me has querido
sin querer
que me explicase.
Has esperado
en el frío,
has deseado
que te mirase
y mi mirada
te huía
entre
disculpas y anodinas frases.
Para que tú
te aclares, madre,
te diré que
desde que tengo destino
mi cuerpo es
pozo de sangre.
Que sé que el olvido no existe,
Que sé que el olvido no existe,
existe el
ignora y sálvate.
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