“Publicar en pequeñas editoriales significa el seguir el camino de la mano de seres humanos de carne y hueso que creen en los proyectos y que luchan por darles vida”
Charo Alonso: Qué belleza de libro, Montse.
Montserrat Villar: Es muy especial, el título tiene que ver con un verso de Celso Emilio Ferreira, un poeta gallego de postguerra. A mí me gustan los libros pequeños y es un homenaje a este poeta que tenía una gran conciencia social. Las citas son de un libro suyo, O soño sulagado.
Ch.A.: Una belleza de libro publicado por Lastura. ¿Cuál es el papel de las pequeñas editoriales?
M.V.: Para mí, el publicar en pequeñas editoriales significa el seguir el camino de la mano de seres humanos de carne y hueso que creen en los proyectos y que luchan por darles vida. Todos y todas hacen un gran esfuerzo económico y humano (incluso hasta las lágrimas) por dar salida a los libros en los que se implican y eso para mí significa un regalo y un ejemplo más de generosidad y de compromiso. Además, en el caso concreto de Lastura, la sensación que siempre me han transmitido es de pertenencia a una familia, y es una sensación que agradezco infinitamente. Es bonito ver a una editora, Lidia López Miguel, emocionada cuando habla de los libros que publica, que los describa con tanta precisión y cariño cuando le preguntas sobre ellos…, eso creo que solo pasa en las pequeñas editoriales.
Ch.A.: ¡Bello en fondo y forma! Cuéntanos de la forma…
M.V.: La decidimos Lidia y yo. Lo he dividido en tres partes, la primera “Soy” habla de mi identificación con mi Galicia natal y con el idioma gallego. La segunda, “¿Dónde los hombres?” es poesía compartida con los otros y la tercera, que no lleva título, alude a la poesía más solidaria y reivindicativa.
Carmen Borrego: Todo tiene mucho sentido, qué fácil de manejar es este formato. La foto tuya me encanta…
M.V.: Lo tiene. La portada es de un escultor de Monterrubio, Gonzalo Iglesias, que hace caras en piedra. Esta pieza se le rompió y la iba a tirar, pero decidió dejarla así y me parece muy simbólica. El interior de la cubierta contiene un dibujo de Nacho Serrano, se lo robé y lo pusimos ahí “porque somos como alimañas”. La foto de la solapa es de Demián Ortiz, un fotógrafo que trabaja con poetas, cada uno decidimos cómo y con qué elemento queremos retratarnos y como a mí me dicen que lanzo versos como piedras, pues salió así.
Quienes la conocemos, la queremos y la leemos bien sabemos de la intensa, arrebatada entrega de Montserrat Villar. De sus versos sin concesiones, de su generosidad que rebosa la métrica, ritmo acelerado, risa abierta al abrazo. Proyecto compartido, escritura íntima que se encrespa, oleaje apasionado y contundente, David de todas las causas, porque Montse Villar sí se atreve a tirar la piedra y mostrar la mano. Una mano tendida a quien la necesita.
Ch.A.: Juan Carlos Mestre te ha escrito un prólogo que parece un poema.
M.V.: Mestre es un ser humano-poeta muy generoso, no solo con las palabras, sino con los afectos. Sólo puedo estarle tremendamente agradecida por su cariño conmigo y con el libro, y pedirle a la vida tener la oportunidad de corresponderle en la misma medida.
Ch.A.: La conciencia social que no veo en los intelectuales, ¿está en los poetas?
M.V.: La conciencia social de los intelectuales o de los poetas está en el mismo lugar que la del resto de los seres humanos: o la tienes o no la tienes. No por ser intelectual o poeta eres más o menos que nadie, y es precisamente aquí donde empieza la conciencia social. Lo que realmente nos une es nuestra capacidad de ser sensibles, solidarios, conscientes de que otros han tenido menos oportunidades pero son como nosotros. Todos somos seres humanos con carencias, necesidades y deseos, con más o menos oportunidades para conseguir lo que deseamos, con situaciones externas a nosotros que nos determinan. Mirar a los demás a los ojos, frase que llevo oyendo desde hace tiempo y, precisamente, es pronunciada por gente que no lo hace, significa tratar a cualquier ser humano de tú a tú y ser capaz de ponerte en su piel sin ningún tipo de prejuicios. Creo que los poetas que son seres humanos no sólo lo cantan en su poesía, sino que lo practican en su vida diaria, pero como cualquier ser humano justo con conciencia social. Utilizar tu capacidad de expresarte, tu voz, para que otros se conciencien de las injusticias humanas que, a veces, pasan desapercibidas en la rutina de la vida diaria, esa es la posibilidad de los poetas o intelectuales, pero el sentido de conciencia social depende del cada ser humano.
Ch.A.: Estamos cuestionando la unidad, el nacionalismo… y publicas un libro bilingüe: ¿La lengua suma, multiplica, resta?
M.V.: La lengua siempre suma, las diferentes culturas de las que tenemos la suerte de disfrutar en este país, siempre suman. El arraigo a una tierra u a otra, ese sentimiento que todos tenemos (seamos de donde seamos) de ser de aquel lugar en que disfrutamos nuestra infancia, suma. Y si además tienes la suerte de poder salir de tu lugar de origen y vivir en otros lugares, tendrás la suerte de conocer caracteres, idiomas, espacios naturales, culturas que siempre sumarán y que te enseñarán a saber que el mundo es inmenso y que nunca vas a dejar de absorber conocimiento, sensaciones… Yo tengo la suerte de tener dos lenguas maternas que me permiten ver y comunicar el mundo a través de ellas y es enriquecedor. Hay palabras o, incluso, sensaciones que puedo comunicar en una y no tienen traducción exacta en la otra, y es muy hermosa esa diversidad de “espacio común” que puedes compartir con cada una de ellas.
Ch.A.: Compromiso, belleza en el horror, reconocimiento a quien se entrega… ¿Podían ser las características básicas de tu poesía?
M.V.: No sé cuáles son las características de mi poesía, nadie puede definirse a sí mismo, al menos yo no puedo. Lo que hago en poesía es intentar ser honesta conmigo y con el mundo en el que me reconozco. Sé que mi poesía puede resultar cruda en muchos aspectos, como dijo Aute “poco complaciente” pero es mi verdad del mundo en que vivo y no puedo disimular mi malestar con ciertos aspectos de este mundo tanto a nivel humano como literario y tampoco disimulo mi agradecimiento en muchos otros momentos. En mi caso, la poesía expresa lo que mi mirada recoge y mi corazón siente y no puedo separar todo ello del momento y el lugar en el que me ha tocado vivir. Y, claro, en este camino he tenido la suerte de encontrarme con muchos seres humanos-poetas que me hacen sentir dentro de un espacio común y me enseñan tanto humana y poéticamente que cómo no reconocerlo y estar infinitamente agradecida.
Ch.A.: Es complicado lidiar con un trabajo colectivo como la Asociación Cultural Pentadrama ¿Por qué seguir haciéndolo y no dedicarte enteramente a tu obra personal?
M.V.: Los egos son muy complicados y, a veces, cuando tienes un proyecto para un común, ese deseo de ser un YO cuando de lo que se trata es ser un NOSOTROS, para que todos tengan las mismas oportunidades y podamos disfrutarnos unos a otros, es muy frustrante. Pero no sé vivir sin pensar que el mundo sería mejor si todos pusiéramos a disposición de un proyecto común nuestras capacidades, así que ¿cómo dejar de hacerlo? Creo que, por muchos egos, por muchas dificultades,… siempre que alguien lleva a cabo un trabajo para un colectivo, a pesar de que, en muchas ocasiones, el grado de implicación de los demás no sea el deseado, algo queda y todos aprendemos mucho más de los otros que de nosotros mismos. Yo soy yo cuando vivo en un mundo con los otros; el concepto de un yo solo es un sinsentido, así que…
Ch.A.: No tienes remedio. Defínenos el proyecto de Voces del Extremo que estáis preparando en Candelario para mayo.
M.V.: Para mí, para cada uno de los que han pasado por Voces del Extremo, seguro que significa algo diferente, que nos ha marcado de manera distinta pero creo que todos coincidiremos en esa sensación de tiempo para escucharnos, para compartirnos, para respetarnos sin ideas preconcebidas, para conocernos y abrazarnos (extremoabrazarnos). Creo que Voces del Extremo tiene que ir unido a Moguer y Antonio Orihuela (su creador) porque él ha hecho posible este espacio de comunidad y respeto con su manera de estar a nuestro lado en los Encuentros (él y Mar, su mujer). Los demás encuentros de Voces del Extremo que se llevan a cabo en el resto de la península, intentan devolver lo que cada uno hemos aprendido y aprehendido y siempre resulta un momento enriquecedor en todos los aspectos: el ideológico, el humano y el afectivo.
Ch.A.: ¿Por qué os decidisteis por hacerlo en Candelario?
M.V.: Se trata de un lugar donde convivir el mayor tiempo posible, y cuando se lo propusimos al alcalde, Pablo Hernández, nos abrió las puertas. Lo que tratamos es que se lleve al pueblo la poesía de los autores, ya sea al colegio con los niños, o decorando las calles con “Militancia Poética”, disfrutando todos.
Ch.A.: Es increíble tu capacidad de organización de proyectos colectivos. Montse, Uno de tus poemas habla de “rendirse”. ¿Te rindes?
M.V.: ¿Y tú no lo haces en ocasiones? Claro que me rindo, me rindo muchas veces, cuando el NOSOTROS no se hace visible, cuando los proyectos comunes se utilizan para que los egos se alimenten, cuando el mundo deja de ser mundo y estalla en nuestra cara una bomba de injusticia y dolor, cuando la vida se convierte en un camino escarpado lleno de dificultades... Me rindo todos los días y todos los días pienso que parar no es solución así que, sigo para adelante con mis batallas perdidas y pienso que esa es la mejor/peor/única manera de rendirse a la vida. Si lo piensas, todos somos seres que estamos rendidos desde que nacemos, todos tenemos los días contados, ¿por qué no tiramos la toalla cuando descubrimos nuestra finitud? Me rindo cada día y cada día, tengo la suerte de conocer a muchas personas generosas, alguien me enseña que hay que seguir porque ese es el único sentido válido.
Ch.A.: En esta república de afectos y letras, ¿eres la reina coronada de blanco del espacio del abrazo y de la palabra concienciada?
M.V.: Supongo que esto es una metáfora porque tengo el pelo blanco ¿no? ¿República y reina? ¡Ja, ja, ja! ¿Qué es la vida más que afectos y palabras? En serio, ¿qué es la vida más que afectos y palabras? Hagamos que nuestros afectos sean sinceros y aprendamos a expresarlos sin ningún tipo de reparo y que nuestras palabras dejen de matar, crear odio, encubrir realidades… y comencemos a construir un mundo de verdad (aunque sea nuestro pequeño mundo, ese que tenemos al alcance de nuestros brazos).
Ch.A.: Profesora, traductora… ¿Siempre nos quedará Portugal?
M.V.: Siempre quedarán mundos que se nos escapan cada día, lugares en los que la vida se construye a un ritmo diferente. Portugal es ese espacio y tiempo (ritmo) que, a diario, echo de menos y que disfruté en una época importante de mi vida. Igual lo es Galicia. Pero – estoy segura– Salamanca llegaría a ser ese reducto en la memoria si nos alejáramos de la vida cotidiana en ella. No niego mi querencia por Portugal ni la necesidad de regresar a lugares comunes siempre, pero soy consciente de que, en gran medida, se debe a las personas que en esos lugares habitan. Así que, en el fondo, cualquier lugar puede significar un mundo posible, si los seres que se cruzan en él así lo dibujan.
Porque siempre nos quedará la palabra con conciencia de ser de todos. Porque en el espacio de los brazos que abrazan, Montserrat Villar y Nacho abren el círculo del afecto más allá del extremo de sus manos, círculo cálido donde se estrechan los versos y los besos. Apretado como una piedra cálida y que todo lo condensa, el libro palpita, geografía de todos los encuentros. Piedra de mar, sumergida en el sueño de los hombres, conciencia del despertar del poeta. Sinestesia del corazón.
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